FALLEN LEAVES de Aki Kaurismäki

Este pasado 2023, se estrenó la última película del director finlandés Aki Kaurismäki Fallen Leaves (Kuolleet Lehdet) que nos cuenta la historia del encuentro de un hombre y una mujer y el recorrido que les lleva a intentar establecer una relación.

Aki Kaurismäki, es uno de esos autores singulares del cine europeo, que lleva más de 40 años haciendo películas, casi siempre en su Finlandia natal, con un estilo propio e irreductible y que concita un amplio consenso en la cinefilia más sesuda. Yo empezaré por reconocer que, sin ser un gran seguidor de su cine, lo respeto mucho. He visto bastantes de sus películas y siempre me han interesado. Hay que reconocer que el cineasta tiene un estilo particular, que recorre toda su filmografía, sin apenas concesiones, muy marcado en muchas de sus constantes y siempre fiel a su mirada. El cine de este director es único y por tanto muy reconocible.

Fallen Leaves, que podríamos traducir como “Hojas caídas”, es un film que, como no puede ser de otra manera, contiene todos los elementos del cine de Kaurismäki. El estatismo, los escenarios desangelados, quietud, pocas palabras, la soledad, el minimalismo, la música, el cáustico sentido del humor,….. pero sobre todo, destila una profunda humanidad, una honda tristeza de fondo y un humanismo que se articula con la esperanza y las expectativas personales.

En esta ocasión, todos estos elementos confluyen para contar una historia de amor de las de toda la vida ¿O no? Porque todo lo que hace Kaurismaki, aunque se sustente sobre temas universales, acaba siendo singular, diferente, en un film que en en mi opinión, es uno de los más brillantes de su filmografía.

Se trata de una historia de perdedores al borde de la desilusión existencial absoluta, en una especie de encrucijada de no retorno, que de repente, sin esperarlo, se encuentran. No es fácil para ellos, como no lo son sus vidas, han perdido su trabajo, son personas solitarias y posiblemente nunca hayan compartido sus sentimientos con nadie. Pero hay una esperanza, unas ganas de redención, una ilusión por vivir, en la que Kaurismäki funde sus actos con el artificio y donde su vida, los miedos eternos, se alternan con la cinefilia de un autor que introduce otras películas como un elemento vertebrador y que en varios momentos de su desarrollo reconocemos en referencias a obras, como por ejemplo, Tú y yo o al mismo Chaplin

Es cierto que hay que entrar en este universo del director. El hieratismo de los personajes, sus diálogos entre artificiales o directamente inexistentes, la ausencia de prácticamente ninguna respuesta emocional espontánea y un sentido del humor brillante, pero seco y absurdo, extemporáneo al contexto en que se produce. Todo esto, entiendo que pueda crear confusión y a veces ansiedad en un espectador, que parece que ve autómatas en vez de actores, monólogos en vez de diálogos y siempre sumergido en un contexto de frialdad y desamparo desasosegante. Pero si entramos en su juego,  descubriremos un fondo de humanismo, bondad, redención y segundas oportunidades que resulta conmovedor.

Economía de gestos, medios, palabras e incluso tiempo (la película apenas dura 80 minutos) para desde la esencia desnuda, abordar la universalidad de temas como el alcoholismo, la derrota, la precariedad económica o el amor y conseguir transmitir, desde la frialdad del témpano de hielo en que el director envuelve sus películas, un sentimiento de emoción y cercanía con el espectador.

Sin duda, uno de los films más estimulantes e interesantes de los últimos tiempos. 

Deja un comentario