EL SENTIDO DE UN FINAL de Julian Barnes

El Sentido de un Final (The Sense of an Ending, 2011) publicada en español por Anagrama en 2012, es una novela de Julian Barnes (Leicester, 1946), premiada con el Man Booker, que nos cuenta la historia de una vida, la de Tony Webster. Primero en su juventud, junto a unos amigos entre los que destacaba la singularidad de Adrian y luego en el inicio de su vejez, donde se reencuentra con su pasado y revisa sus recuerdos.

Y es que de recuerdos es de lo que va esta excepcional obra de Julian Barnes. De lo que recordamos o de lo que realmente fue y de la distancia que hay entre ambas cuestiones. Barnes, con una prosa excelsa, fluida y a la vez llena de hondura, nos lleva por los caminos de la memoria, la vida, la muerte, el pasado y el presente, el sentido de la vida y el balance de la misma, la ilusión y el desencanto.

“En aquel tiempo nos sentíamos como si nos tuvieran encerrados en una especie de redil, esperando a que nos soltasen para entrar en la vida. Y cuando llegase el momento, la vida y también el tiempo se aceleraría. ¿Cómo íbamos a saber que nuestra vida ya había comenzado, que ya habíamos obtenido algún provecho, que nos habían infligido algún daño? Y que solo nos soltarían para meternos en otro redil más grande, cuyos límites serían en principio indiscernibles”

Una novela breve, dividida en dos partes donde el narrador y protagonista, Tony, primero nos relata el recuerdo de su juventud, la relación con sus amigos, centrándose sobre todo en la descripción de la compleja personalidad del último que se une al grupo, Adrian y su primera relación con una mujer llamada Verónica. Es muchos años después cuando Tony, recién jubilado, divorciado y padre de una hija, se da de bruces con esa etapa juvenil a causa de una misteriosa carta que le obliga a retornar a su pasado dotándolo, por un lado, de perspectiva para evaluar y hacer un balance de lo que ha sido su periplo vital y por otra parte, encontrándose con una realidad, la de su vida, sus actos en el pasado y descubriendo el leve o quizás gris, sentido de su existencia y la inexactitud de lo ocurrido, de lo realizado, de los recuerdos en sí mismos y de unos hechos que quizás no sean como él los ha conformado en su mente, dando un giro al provecho de su propia existencia.

El relato de una vida en presente, desde el que se atisba de fondo el principio del final, que solo recoge el momento presente de balance y el pasado juvenil, sobre todo en lo relacionado con dos personas, Adrian y Verónica. Su matrimonio, la paternidad, una carrera profesional, el divorcio,…en resumen, los años centrales de la vida, quedan sepultados bajo el peso de unas relaciones muy específicas y la obsesión por algunos momentos muy concretos, casi episódicos, que una y otra vez son rememorados. 

“Pero el tiempo…, el tiempo primero nos encalla y después nos confunde. Creíamos ser maduros cuando lo único que hacíamos era estar a salvo. Pensábamos que éramos responsables pero sólo éramos cobardes. Lo que llamábamos realismo resultó ser una manera de evitar las cosas en lugar de afrontarlas. El tiempo…, que nos den tiempo suficiente y nuestras decisiones más sólidas parecerán temblorosas, nuestras certezas fantasiosas”

En la mejor tradición de autores británicos como Ian McEwan o Kazuo Ishiguro, Barnes ha escrito una obra maestra. Profunda, sensible, llena de matices y plagada de ideas y reflexiones brillantes, intuimos a este autor como alguien extraordinariamente dotado para sumergirse en el interior de la naturaleza humana y en las profundidades del alma y muy capaz de entrelazarlas con una escritura majestuosa.

Como en la vida de cualquiera, el protagonista, en la primera parte, revive su juventud. Una época llena de acción, acontecimientos, expectativas y certezas, que se desmoronan en una segunda, de tono más introspectivo y reflexivo, que a modo de balance, por un lado pone en duda la veracidad del relato juvenil y luego, diluye al protagonista en la grisura de una vida que él empieza a percibir entremezclada con la mezquindad de unos actos, que no alcanzaba a sospechar y sus consecuencias. Un reencuentro con su pasado y con la verdad …¿o no?, porque Barnes solo deja claro, que no hay nada claro, que los recuerdos no son hechos, y que el balance vital requiere de cotejos, revisiones y testigos ¿Qué pasó? ¿Cual es la realidad? ¿Por qué hacemos lo que hacemos y cómo influye eso en otros? Nada es del todo aprehensible, todo realidad es relativa y no todo tiene respuestas ¿No es eso la vida? Un mar de dudas en el que uno navega, casi siempre a la deriva, donde las certezas pueden acabar en dudas, donde la realidad no tiene que ver con tu recuerdo, donde el balance de una vida y su sentido …no los conoce nadie, ni siquiera uno mismo y donde el lector, tampoco puede asentar en tierra firme certeza alguna de lo que está leyendo.

Esto es El Sentido de un final, una obra maestra, una novela cumbre de este siglo, que trasciende lo literario y nos interpela directamente sobre lo que somos. 

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